A veces la vida de la mujer es dura, y
hay amores que matan. nos aferramos a hombres que no nos convienen, por temor a
quedar solas, por miedo a no poder afrontar las responsabilidades de la vida
por nosotras mismas. Sí, hay amores que nos destrozan, pero que no somos
capaces de dejar de lado. Tenemos que aprender a amar con medidas, tanto nos
aman, tanto amor entregamos. Es necesario aprender a respetarnos como personas
y mujeres. El día que aprendamos a hacerlo, esta historia no nos podrá ocurrir:
Cuando me dicen que tengo que
olvidarte, es cuando más te recuerdo, y cuanto más me dicen que no me
convienes, más quedo pensando en ti. Soy consciente de que es cierto: no me
haces ningún bien, pero no puedo evitar quererte como te quiero. No puedo
borrar de una pincelada todas las cosas que hemos pasado juntos, he leído
revistas de autoayuda, médicos, y todo lo necesario para salir adelante y no
podía, era como que me ponían cemento en los pies y no me podía mover. Aunque
me tratabas como basura ahí seguía yo, esperando algún milagro que te hiciera
cambiar.
Pasó el tiempo, seguí siendo la mujer
que cumplía tus necesidades, la que siempre perdona, la que siempre espera a
que vengas a verme, y así me fui perdiendo y aniquilando como persona, pues
sólo miraba por ti y a través de ti. Sabía que estaba mal, que no me respetaba…
pero estaba tan emocionalmente acabada que ya ni sabía lo que era el respeto
propio. Yo era tu marioneta, aquella mujer a la que a veces le tocaba la suerte
de que me vinieras a ver o recordases que existía, algo que ya era un hábito en
mí, el llorar esperando que me llamaras o vinieras a casa.
Pero una mañana cualquiera me miré al
espejo y me dije:
“estoy perdida, sé que él no se merece
que le ame pero, ¿cómo me arranco este amor del corazón?, ¿cómo le pido a mis
ojos que detengan sus lágrimas cuando lo único que deseo es llorar por no
tenerlo como yo quisiera?”
Había pasado muchas noches leyendo
revistas, muchas noches tratando de concienciarme que no te merecías nada de
mí. Pero a la hora de la verdad, cuando llegabas me olvidaba de todo lo que
había sufrido y corría a tus brazos para que me regalaras un poco de tu tiempo,
y eso me bastaba, me convertí en menos que la basura que había en mis zapatos.
No tenía dignidad, y mucho menos orgullo,pero ¿quién le dice al corazón de esas
palabras? Yo sólo sabía que te amaba y que no podía vivir sin ti, todo lo que
me decían me entraba por un oído y me salía por el otro porque yo confiaba en
ti, no en todas esas personas extrañas que me decían que estaba mal, que mi
relación no era sana.
Yo no lo podía comprender, estaba en un
hoyo del cual yo misma rehusaba salir, porque si dejaba que mi otro yo aflorara
no te vería más. Evitaba confrontaciones, sólo quería palabras bonitas y que la
casa estuviese perfecta para que al venir te sintieras a gusto. Pero durante
tus largas ausencias me fui enfermando de tanto esperar, ya no era ni la sombra
de lo que habías conocido, lo había perdido todo, me aislé de todos lo que me
hablaban mal de ti, porque tú para mí eras mi mundo.
Fue tanto el desgate de la relación que
caí enferma, tú no apareciste por ningún lado. Todo estaba acabado para mí, sin
ti ya no quería vivir, no podía ni respirar si no estabas tú, era dependiente
de ti, total y absolutamente de ti.
Cuando toqué fondo y sentí que mi vida
era un hilo, reaccioné, me levanté de entre las cenizas como pude, con muletas
pero me levanté de nuevo. Mi vida contigo me pasó por la mente como una
película y me odié por ser tan poca cosa, y dije “¡basta, no más! No quiero
verte más, me has hecho daño y me dejaste en la calle sola, sin amigos sin
familia, mientras tú vivías alegremente tu vida.”
Ese día me levanté, volví a mirar la
vida con buenos ojos, busqué ayuda, sabía que aún te amaba porque no se puede
dejar de amar con sólo decirlo, pero hay que sanar heridas y ser valientes,
mantenerse firmes al tomar una decisión.
Retomé mi vida, volví a reinventarme y
salí adelante, pisé fuego, pasé por valles oscuros todo lo malo lo viví, pero
hoy que ya es pasado, te veo acabado. No te odio, me das pena pero jamás
volvería contigo.el tiempo hará lo suyo y un día quedarás en tan sólo un
recuerdo, pero nunca más volveré a caer tan bajo como caí, mendigando amor…
nunca más me volverá a ocurrir.
Me di cuenta que soy mujer, valiente,
decidida, con amor propio, y que mañana para mí será otro día.
- Ya No
Lloraré Por Ti Y Por Nadie,
Nunca
Buscaré Sobras De Otras –
-
Para Llegar A Mí Hay Que Hacerlo Con Respeto Y Amor -
Nunca más permitiré que alguien me haga
llorar, volveré a sonreír y caminaré por la calles con una sonrisa es mis
labios. Toda revista, página web, y todo lo que me hace sentirme valiosa lo
conservo como un tesoro, para que cuando las dudas afloren en mí, sepa decir
no, yo no recibo amores a medias.
-Merezco
Ser Feliz -
Y
Que Alguien Me Acompañe
Por
El Camino De La Vida.
Muchas veces debemos pasar por pruebas
muy difíciles en las que destrozan hasta lo último de nuestro ser, pero de todo
ese dolor se debe sacar una lección: aprender a amar con medidas. Tanto me ama,
tanto te amo, tanto me das, tanto te doy…porque la persona que todo lo da y
todo lo entrega vive para que el otro sea feliz, no para ser feliz ella misma;
hay que saber amar con medidas.
Una mujer, una historia.
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