En vez de asearte deprisa y corriendo, aprovecha el momento del baño o de la ducha como una terapia, para mimarte, relajarte y aliviar algunas molestias inherentes al embarazo. Te sentirás como nueva y tu bienestar se beneficiará tanto a ti como a tu hijo.
Hasta el octavo mes de embarazo no hay inconveniente en que te bañes, porque hacerlo no supondrá el menor riesgo para tu hijo. Sin embargo, a partir del octavo mes, el baño podría causarte una infección vaginal (aún más cuando ya hayas expulsado el tapón mucoso, preludio del parto) y es preferible que lo sustituyas por la ducha.
EL BAÑO, UN PLACER
- El agua debe estar tibia, a unos 30 ºC (más fría aumenta el riesgo de sufrir calambres, y más caliente favorece la aparición de varices).
- Utiliza geles, jabones y champús neutros e hipoalergénicos, que no te irriten la piel (ahora la tienes mucho más sensible).
- Procura no permanecer en remojo más de 10 minutos (no te relajarías) ni más de 20 (podrías quedarte fría).
- Aprovecha la ocasión para estirar las piernas y si habitualmente se te hinchan, mantenlas un poco elevadas apoyando los pies sobre un cojín hinchable, de esos que suelen llevarse a la playa.
- Si tienes picores (se deben no sólo al estiramiento de la piel, sino también a una pequeña alteración del hígado, originada por la acción de unas hormonas llamadas estrógenos), prueba a echar en el agua seis o siete cucharadas soperas de harina fina de maíz (tiene efectos calmantes).
En caso de que tu bañera sea tipo jacuzzi o con hidromasaje, podrás seguir disfrutando de ella siempre que evites dos cosas:
- Que los chorros de agua te den directamente en el abdomen, ya que además de provocar una sensación desagradable a tu hijo, la fuerza del agua podría estimularte los músculos del vientre, lo que no te conviene en absoluto (sobre todo si estás embarazada de más de siete meses).
- Que el agua esté muy caliente (a más de 38 ºC), ya que podrías sufrir una bajada de tensión.
Si prefieres la ducha al baño, o si dado lo poco que te falta para dar a luz es más aconsejable esta última opción para asearte, sigue los consejos anteriores y además, recuerda:
- Aplicarte el chorro fuerte de agua caliente sobre una zona que tengas dolorida (el cuello, los riñones...) produce el mismo efecto calmante que una manta eléctrica.
- Si tienes problemas circulatorios (varices, hemorroides, hinchazón de piernas y tobillos...), los geles de romero te vendrán muy bien, pues esta planta activa el riego y desentumece los músculos.
- Las duchas turcas también activan el riego sanguíneo. Consisten en alternar los chorros de agua fría con los de agua caliente, desde los pies hasta la cabeza, moviendo la alcachofa de la ducha en forma de círculos ascendentes. Otra opción que mejorará tu riego es aplicarte el chorro de agua fría en las piernas, desde los tobillos hasta los muslos.
SÉCATE BIEN E HIDRÁTATE LA PIEL
Después de bañarte o ducharte, muévete con cuidado (¡ojo con los resbalones!), sécate muy bien, especialmente la zona vaginal (la humedad favorece la proliferación de los hongos) y date una crema hidratante que ayude a tu piel a mantenerse elástica.
Una vez que se haya reabsorbido, aplícate una crema antiestrías en las zonas de la piel que más se estiran: el vientre, los muslos y los senos, preservando las areolas. Recuerda que lo más importante para que surta efecto es la constancia diaria. Así, después de dar a luz, es probable que te libres de este antiestético recuerdo del embarazo.
También debes aprovechar el momento de la ducha o el baño para nutrir tu cabello con una mascarilla adecuada (durante 10 minutos, una vez a la semana). te ayudará a mantener tu pelo más suave y voluminoso.
LA SAUNA, PROHIBIDA
De lo que sí debes prescindir durante todo el embarazo es de la sauna.
En el primer trimestre...
- Porque el exceso de calor corporal puede producir alteraciones fetales.
- Porque es el periodo en el que los mareos y las bajadas de tensión son más frecuentes y la sauna aumenta el riesgo de que se produzcan.
En los meses posteriores...
- Porque al sudar perderás muchos electrolitos y son imprescindibles para el buen desarrollo de tu hijo.
- Porque la elevada tempratura de la sauna agudiza los problemas circulatorios y favorece la aparición de varices.
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